19 de junio de 2007

Delincuencia versus Seguridad Ciudadana: ¿Quién está ganando la batalla?




Saquemos la cuenta de los hechos delictivos que han sido denunciados en los últimos meses donde las armas de fuego son protagonistas. Ni siquiera enumeremos el año anterior ni los primeros meses de este 2007. Remitamos nuestro análisis a los últimos sesenta días. Este sencillo ejercicio como mínimo debiera asustar.

Por Juan Olivares

El jueves 7 de junio un adolescente de Cartagena fue encerrado por tres delincuentes en su propia casa. El inmueble fue desvalijado.
El domingo 10 de junio dos tipos armados asaltaron la ofina de Tur-Bus en pleno centro de Cartagena. Robaron la recaudación del fin de semana.
El lunes 11 de junio dos sujetos irrumpieron en una céntrica botillería de San Antonio. Uno disparó al aire en el interior local.
El martes 12 de junio dos sujetos armados asaltaron una joyería. Huyeron amenazando de muerte a quien intentara seguirlos.
El lunes 18 de junio un hombre aparece muerto con un balazo en la cabeza a metros del hospital. ¿Suicidio u Homicidio?. No hay pistas.
Y esta es apenas una muestra de lo que ha sucedido en nuestra zona en las últimas semanas donde ni siquiera se cuentan –como diría un abogado- los hechos de menor cuantía. Tampoco está en este resúmen el homicidio de un almacenero en Cartagena.
Son crónicas que nos hablan de robos, armas de fuego, delincuentes encapuchados, violencia y dramáticos testimonios.
Son pérdidas millonarias.
Son actos delictivos audaces.
Son atracos temerarios.
Son al final de cuentas hechos que en la mayoría de los casos se nos presentan como cuestiones aisladas que en el discurso oficial ni siquiera alcanzan para la estadística.
Se nos asegura que los patrullajes son intensos.
Tan intensos como las diligencias que surgen con cada nuevo ataque.
Pero la intensidad parece quedarse sólo en el relato periodístico porque los resultados distan mucho de dejar conformes a las víctimas diarias de la delincuencia.
Si la solución fuera sólo tener más policías esto de la delincuencia ni siquiera calificaría para problema.
Pero el punto parece ser otro.
Porque a la luz de los hechos debiéramos preguntarnos ¿Cuán efectivos son los servicios policiales?
Es más ¿cuántos de estos hechos pudieron evitarse con una estrategia policial distinta?
Probablemente muchos.
Pero a juzgar por el discurso policial alimentado por la demagogia de ciertas autoridades que se resisten a enfrentar la realidad, debiéramos estar tranquilos y entender cada uno de estos delitos como hechos aislados.
Mientras tanto se acaba el tiempo antes de que tengamos que lamentar nuevas víctimas.
Se acaba el tiempo para hacer un diagnóstico certero, sin maquillajes y apegado a esta realidad con la que convivimos.
Se acaba el tiempo para frenar en seco y de una buena vez a esta verdadera tropa de delincuentes que a esta misma hora acecha en nuestra calles.