10 de julio de 2006

El Verdadero Plan San Antonio

Plan: Modelo sistemático de una actuación pública o privada, que se elabora anticipadamente para dirigirla y encauzarla

Por Juan OlivaresM.
Periodista-Lic. en Comunicación Social

Un hijo con muchos padres. Un invento con muchos interesados en patentarlo. Un diamante en bruto, ansioso de ser pulido. Una idea proveniente de muchas mentes. Un mucho de muchas cuestiones que de tanto abundar lo involucran todo.

Un plan, como los del Coyote para atrapar al esquivo Correcaminos. Un plan como el del creador para instalarnos en el Edén y poblar la tierra.
Un plan, como El Plan Infinito de Isabel Allende, pero sin creador conocido, ni argumento coherente.


Un plan, como el Plan Z que en 1973 de manera supuesta involucraba a numerosos dirigentes de la izquierda y que fue usado como justificación para validar el golpe.

Un Plan, como el Plan Cuadrante, pero sin carabineros.
Un Plan, como el que siempre tenía Anibal para sacar de problemas a “Los Magníficos”.

Eso es de lo que se habla por estos días en la Provincia de San Antonio.
Tan sencillo y complejo como eso. Un Plan.
San Antonio es el apellido de éste. De este Plan, desde luego.
Que tal como hemos coincidido hasta aquí, no tiene padre conocido aunque muchos se esmeran en reconocerlo.

Un plan que nos ha presentado ese señor Burotto. Un Plan del que nos ha hablado el Alcalde Omar Vera. Un Plan que asegura haber confeccionado el diputado Samuel Venegas. Y por supuesto el Plan que la misma presidenta Bachelet se ha esmerado en anunciar para San Antonio, que nada tiene que ver con el Plan del señor Burotto, que aunque la representa corre con Plan propio.

Esto último no es antojadizo comentarlo, ya que sólo hay que recordar la “carpetita” celeste que el Intendente de la Quinta Región, Iván de la Maza, le entregó al señor Burotto con el famoso Plan San Antonio a principios de marzo.
Según el Intendente en ese Plan venía una “Ley especial para San Antonio” (las comillas definen una cita textual del personaje aludido, en este caso Iván de la Maza) y como la presidenta Bachelet no ha hablado de una “Ley especial” colegimos que su Plan es distinto.

Estos planes, cada uno con los tintes propios de su patrocinante, han sido presentados en las últimas semanas como la solución a gran parte, y cuando no a todos, los problemas que aquejan a esta zona.

A saber:
La cesantía que ha hecho de las suyas por estos lados sería una de las primeras víctimas de este Plan.
Y todos los males que emanan del desempleo, junto con las estrategias para no volver a sufrirlo forman parte de los argumentos que consumen la tinta del famoso plan.

La verdad es que habiéndolos conocido todos casi en total detalle, puedo decir sin temor a equivocarme que ninguno, en rigor, es un verdadero Plan.
Porque como anticipa el inicio de esta columna un Plan es un modelo sistemático de una actuación pública o privada, que se elabora anticipadamente para dirigirla y encauzarla.

Y en rigor lo que hemos conocido del mentado Plan es apenas una enumeración de hitos, programas y proyectos ya construidos o por construir, pero cuya factura ha emanado por vías distintas a las que dan vida al famoso Plan San Antonio.

No quiere decir esto último que los sanantoninos tengamos que esperar una estrategia bajada de los cielos por algún iluminado, sino por el contrario, esas mismas ideas deben existir más allá de la afiebrada imaginación de sus gestores.

Deben materializarse sin la contaminación egoísta de los tintes políticos que tan sólo esperan positivos dividendos electorales en cada paso que dan.
Un Plan de verdad debiera apelar a la mentalidad de quienes habitamos esta zona.

Un Plan San Antonio que lavara el cerebro nublado que por años hemos arrastrado por la falta de oportunidades, el fracaso y la postergación. Un plan concreto que nos sacara de esta depresión colectiva que muchas veces nos hace imposible ver más allá de nuestras propias narices.

Un Plan que nos permita terminar con el asistencialismo y el clientelismo al que nos hemos acostumbrado. Un Plan que nos instale en una perspectiva de trabajo donde no tengamos que esperar que el “papá Estado” resuelva nuestras incapacidades.

Un Plan que nos obligue a fijarnos más en nuestras capacidades y que nos enseñe a surgir sin esperar el error del contrario.

Apelo a un exorcismo de sanidad mental a través de un Plan tan urgente como estas hermosas ideas que han surgido de la clase política en las últimas semanas.

Ya lo dijo el gran pensador John Locke:
“Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”.